Reflejar la intimidad en la obra de arte ha sido una de las apuestas de los artistas contemporáneos desde los años sesenta. Desde la perspectiva feminista, el ámbito privado se convierte en un tema de reivindicación pública y la cámara fotográfica se posiciona como el medio perfecto para dar cuenta de ello. En paralelo al desarrollo de esta temática surgen voces críticas que cuestionan la capacidad del arte para transmitir este tipo de experiencias.
Por un lado, invierte la visión de la mujer pasiva representando a la figura masculina en el marco de su propia cotidianeidad. La caja de luz que muestra una captura fotográfica de una conversación a través de Skype, permite una acercamiento a esa dualidad entre la cercanía del contexto íntimo –su pareja recostada en la cama– y la distancia intrínseca de esa herramienta de comunicación.
Por otro, rompiendo esa distancia, Goñi trata de mostrar la necesidad del acercamiento real. Así, escoge la mano como símbolo para representar la experiencia sensorial necesaria en cualquier relación que pretende ser íntima. Con un pequeño gesto, consigue romper la lejanía establecida previamente y cuestionarla. Remite de esta manera a la fragilidad e inestabilidad de las relaciones contemporáneas marcadas por una violenta velocidad. Todo esto puede apreciarse en los vídeos, en los textos mostrados en las serigrafías -“BABE, BABE, BABE….. Baby I´m gonna leave you» y «NEVER, NEVER, NEVER…… Never Gonna Leave You Baby”- y en las fotografías de cuerpos vulnerables y de vehículos que necesitan parches para sostenerse y perdurar, remitiendo precisamente a la constante posibilidad de fractura que, si bien acompaña todas las etapas de la vida, es en la juventud cuando se manifiesta de manera clara.
En Tourniquet se refleja el sentido etimológico de la palabra intimidad que lo relaciona con la intimidación y de este modo con el temor. Lo aparentemente familiar y seguro, y la necesidad del vínculo con el otro pueden generar expectativas no correspondidas y provocar inquietud y cierta fragmentación en el sujeto. Esta idea se ve reforzada por la propia ruptura que la autora realiza en una de las imágenes donde separa físicamente a una pareja.
A través de un trabajo multidisciplinar, Goñi muestra la dicotomía entre la proximidad y la lejanía de las relaciones. La exposición, tratando de repensar la manera de conmover a partir de la fotografía, refleja lo íntimo y su necesario vínculo con lo afectivo. La autora, sin establecer un hilo biográfico personal, consigue ahondar en las cuestiones de la experiencia propia, trasladándolas a un escenario más universal y, así, cercano al espectador.